miércoles, 18 de agosto de 2010

Alarde estadístico

Así se denomina al resultado de multiplicar la probabilidad de que caiga una teja sobre la cabeza de un vecino por la de que caiga otra sobre el que viene a socorrerle, por la de que la ambulancia atropelle a alguien de camino al suceso, por la de que la pistola del policía que acude a la escena se le dispare en el cinturón, por la de que un vecino absorto en el espectáculo no vea desde la ventana a la que está asomado el camión que pasa tan cerca de la fachada que le cercena medio cuerpo, por la de que el conductor del camión, al sentir el golpe y ver todo eso esparciéndose sobre su parabrisas se haga un esguince al tratar de pisar el freno y ya no pueda hacer fuerza con ese pie y se abalance hacia el paso de cebra, por la de que el peatón que lo está cruzando reciba un mensaje en el móvil, en modo vibración, en el preciso momento en que ve venir al camión y la adrenalina ha empezado a fluir, y el zumbido del móvil en el bolsillo le coge tan alerta y desprevenido al mismo tiempo que le mete un susto de muerte, y pega un brinco y grita ¡AY! sin moverse del paso de cebra, absolutamente desorientado, y es atropellado sintiéndose tremendamente confuso y sin saber qué ponía en el mensaje; por la de que otro vecino asomado a la ventana grite ¡CUIDADO! cuando ve que otra teja va a caer sobre un policía y este grito asuste al cristalero que opera sobre él, haciéndole soltar el cristal nuevo e impoluto que decapita al que gritó ¡CUIDADO!, una maniobra dantesca que hace que el policía cuya cabeza estaba bajo la teja que está a punto de caer, en lugar de volver al coche patrulla como tenía pensado, quede paralizado e invocando a la virgen reciba el tejazo letal; por la de que el camión siga su curso desbocado y al ir a pasar bajo el arnés de un pintor en altura éste caiga bajo las ruedas, perdido el equilibrio por culpa del susto que le produce oír a un señor mayor que se deshace en alaridos de terror al ver el gesto de pánico de una embarazada, histérica a causa de los chillidos horrorizados de una anciana que volviendo de hacer la compra ha visto cómo el pintor en altura es despiadadamente atropellado por un camión que pasa como una exhalación y del pintor en altura sólo deja un trazo largo y rojo sobre el asfalto.