jueves, 6 de diciembre de 2012

Envase original

Mendigo en su caja original:

Nuevecito, por estrenar.


Mendigo ya abierto:

No tiene valor.


jueves, 4 de octubre de 2012

miércoles, 25 de julio de 2012

Mano de Araña (y 2)

(viene de aquí)
Aquí vemos a nuestro triste amigo haciendo alguna clase de gestión. Alguna burocracia pesada y gris, en el transcurso de la cual su interlocutor repara en el arácnido apéndice que le sirve de mano...

...aplastándola a golpe de dossier.
[Aquí el autor ha recargado quizá demasiado la imagen, dificultando su legibilidad y cayendo en un sensacionalismo un tanto barroco. Queremos creer que trataba de representar el reflejo del muñón arácnido en el ojo estupefacto del protagonista]
Bueno. No sabría decir muy bien por qué, pero el caso es que la reacción natural de nuestro amigo es introducir el muñón por la boca del impulsivo burócrata.
 ¡Ah! Ya veo... El muñón que antes desembocaba en forma de araña no soporta el contacto con el aire (no tiene nada que ver con la bioquímica, es una cuestión de orgullo). Busca la expansión, afianzarse en su espacio vital, y por eso arraiga a través del cráneo del burócrata, hundiendo sus negros tentáculos en su cerebro...
 ...y apropiándose de él para siempre con un horrible sonido de ventosa.

Esto supone sin duda un cambio importante en su vida. Después de todo, su antigua mano de araña cumplía perfectamente la función prensil que de ella se esperaba, pero ¿un cerebro? Un cerebro no tiene pulgares oponibles, como mucho lóbulos que pueden encorvarse un poco, y con mucho esfuerzo. Tiene, eso sí, otras ventajas. Puede ser estimulado con impulsos eléctricos más o menos sutiles. No me invento nada: si te aplican electrodos directamente en el cerebro, pueden hacerte revivir momentos pasados, y no hablo de hacer memoria, hablo de vivir otra vez. Nuestro ladrón de órganos pasa una buena temporada explorando el cerebro del desdichado burócrata con la ayuda de una simple batería de coche y una panoplia de alfileres, agujas de punto y clavos.

Por si alguien se lo pregunta, es él quien sigue al mando. El cerebro del burócrata no tiene acceso a ningún nervio importante, tal vez siga ahí ¡pobre hombre! luchando por hacerse con el control de este cuerpo nuevo que le ha usurpado la vida. Es inútil, no conseguirá nada más allá de provocar algún espasmo en el brazo, y al final se acabará rindiendo. Para nuestro ladrón de órganos la cosa es muy diferente. Ha encontrado un juguete infinito, un universo vital y psicológico a su entera disposición. Con el tiempo, mucho tiempo, adquiere una técnica muy depurada, y logra mezclar no sólo recuerdos sino sueños, terrores y toda clase de depravadas fantasías en un único escenario por el que puede moverse a voluntad. Mucho tiempo, eso sí, mucha práctica. Años de languidez e infinito clavado de alfileres, años de hurgar ese tembloroso y mágico tejido de molusco.
De lo que se colige que las extremidades vienen y van, pero la masturbación permanece.

lunes, 9 de julio de 2012

viernes, 29 de junio de 2012

Mano de araña (1)

La premisa es sencilla: el tipo tiene una tarántula por mano. Dentro de lo malo, tiene que estar agradecido, por lo menos dispone de ocho patas articuladas y oponibles que hacen las veces de dedos.
 Aquí le vemos rellenando un atestado.
 Aquí fuma. Quizá haya que explicar que lo de la derecha es el interior de su boca. Aún no le habéis visto la cara pero ya le conocéis las caries, es lo que tiene internet.
 ¡Ah! Así que después de todo no es más que un lechuguino encorbatado y calvo como un huevo. Lechuguino perplejo, pero poco. Es una perplejidad de poco más o menos, un descoloque de oficina, de papel mal archivado. No es genuino estupor.
¿Cómo? ¿Le da mucho asco tocarse con su mano de araña? ¡Pero no utiliza su mano normal! Observad como la deja aparte, detrás del muslo, como si hubiera olvidad que la tiene. Jamás lo reconocerá, pero en el fondo le gusta el tacto velludo de su miembro arácnido, le excita su versatilidad y eficacia, y el modo distraído y casi ausente con que solventa cualquier labor que se le encomiende, por repetitiva y pegajosa que sea.

viernes, 22 de junio de 2012

Autolesiones

Pero ¿dónde vas, criatura?

viernes, 15 de junio de 2012

Grafeno para la Victoria

El grafeno, este material de propiedades maravillosas que se distribuye en láminas de un solo átomo de grosor.

Al final sólo consiguen encontrar una aplicación práctica: cuchillos de filo atómico. El mango no, el mango es normal, de plástico corriente y manejable a escala humana. De hecho son como cuchillos normales, pero su hoja es muy fina y traslúcida, casi invisible.

¡Probad a manejarlos! Es un desastre. Hablamos del filo total, hablamos de vender cuchillos de filo atómico para uso doméstico. Hablamos calamidades: la gente se amputa dedos sin pretenderlo, atraviesan tablas de cortar cebolla y gran parte de la alacena; intentar limpiarlos con un estropajo es una pesadilla, y seccionan también cualquier estructura donde se les deje a escurrir. Incluso estando quietos, aún cuando nadie trate jamás de hacer nada con ellos, rompen con su filo el enlace de las moléculas del aire que se les acerca, le cortan una rodaja continua a la brisa. Una monda eterna.

No es extraño pues que el inventor, desolado, se vuelva loco y degüelle a sus hijas; el corte es tan limpio y básico que cercena incluso la fuerza de gravedad. Las cabezas de sus hijas se elevan hacia las nubes, enredadas una con otra por el pelo, como dos globos.

lunes, 4 de junio de 2012

Por eso las pistolas llevan goma de borrar


Para cuando disparas por error, o en broma. Para que puedas borrar lo que has hecho, igual que los lápices. Pero como los lápices, no borra nada, sólo esparce el error, desparrama la mancha y la ensucia aún más si cabe. No limpia nada, no elimina nada, extiende la sangre en manchurrones, en derrapes, y a la vez la ennegrece, la mancha de polvo y suciedad y virutillas de goma color verde quirófano (y nata).

Mis anfitriones


Les lleva un rato convencerme de que la película está hecha con piel humana, hábilmente cortada, pero cuando me dejan examinarla encuentro que es ciertamente correosa al tacto. Tiene un grosor mínimo que la hace translúcida de un modo natural, y parece haber sido curtida de alguna forma para conseguir ese acabado liso y suave que le permite correr como es debido en el proyector.

Me explican con la ayuda del siguiente gráfico el modo transversal en que los fotogramas se disponen dentro de la piel:

La película entera se distribuye por todo el cuerpo, plegándose sobre sí misma en extraños arabescos que varían según la persona, y ha de ser cortada de un solo trazo o se echa a perder. Como puedo comprobar, cada fotograma mide unos pocos milímetros cuadrados, de modo que la imagen no tiene demasiada resolución e incluso con este modesto proyector de salón puede verse el mosaico de poros y forúnculos que la forma.

Han visto que el tema despierta mi interés y no les cuesta convencerme para que me deje desollar. Tardarán todavía algunas horas, hay que contactar con una clase muy concreta de cirujano, se requiere una veteranía sobrenatural obtenida durante siglos de ejercicio de la profesión, y si no abundan los seres humanos que lleguen a los doscientos y trescientos años, menos aún son los que haciéndolo se dedican a trabajar la piel.

Me extraña no haber oído hablar nunca de esta clase de anciano, pero mis anfitriones me tranquilizan diciendo que esto se debe a que muy pocas personas a lo largo de la Historia han logrado envejecer hasta tal punto. Para ilustrarme y hacer tiempo hasta que llegue el doctor, hacen servir unos cócteles y me explican que si el cuerpo humano consigue superar la tercera edad alcanza nuevos estados de madurez fisiológica en los que entran en juego órganos aparentemente inútiles, como el apéndice o las amígdalas, que despiertan a una actividad hasta entonces inédita. Por supuesto, el cuerpo continúa envejeciendo más allá de lo grotesco, desarrollando enormes chepas, dedos de treinta o cuarenta centímetros y ese tipo de cosas.

El servicio nos hace pasar a una sala donde se exponen cuadros, esculturas y fotografías que prueban la existencia de estos casos de longevidad extrema desde el Renacimiento hasta la actualidad. Me llama la atención una fotografía en blanco y negro de lo que parece una especie de simposio, en la que una multitud de individuos vestidos de etiqueta sonríe a cámara, formando en torno a una grotesca criatura chepuda de tres metros de alto, también vestida de gala. Hago notar cuán hundidos tiene los ojos y la boca en el rostro, y el modo en que se le nota el cráneo a través de la piel, fina como una gasa. La encantadora hija menor de mis anfitriones me explica que a pesar de su naturaleza rotundamente decrépita son en extremo habilidosos, y cuando hablan su voz resuena como caída del cielo, profundamente grave, aguardentosa y sobre una especie de acople magnético.

Falta poco para el amanecer y la mayor parte de los invitados cabecean en sus butacas cuando aparece el doctor, y es efectivamente monstruoso. Apenas somos presentados, el deteriorado galeno me inocula una fórmula a base de curare que paraliza y agarrota mis músculos, dotándolos de la férrea rigidez que conviene al despelleje. Viéndome así petrificado, se le excita una especie de buche que va adquiriendo extrañas y palpitantes formas, y al inflamarse va haciéndose más transparente , y permite a este achaparrado sujeto retroceder en el tiempo, ejecutando el desuello de fin a principio. Así, actuando sobre una piel que refleja el efecto de su siguiente movimiento, consigue realizar la operación de un único y afortunado tajo.

Naturalmente no trabaja sobre mi cuerpo, le es mucho más cómodo desollarme del todo y extender mi cuero sobre una mesa bien iluminada. Una vez la película ha sido extraída y mandada al laboratorio, trata sin mucha fe de volver a vestirme con mi expoliado pellejo, pero ya no arraiga, se desprende y hay que darlo por perdido, tal y como me avisaron que podría suceder. Me cubren con un substituto cutáneo de látex amarillo hasta que mi carne sea capaz de hacer una costra que no se esté continuamente agrietando.

Todavía lo llevo puesto cuando me invitan al pase de la película, que resulta ser malísima. Me paso la proyección revolviéndome en mi butaca y haciendo sonidos gomosos al frotarme las manos o la cara. Me quedo un rato después de que termine, pero entre mis anfitriones y yo hay cierta tensión, miradas esquivas e incomodidad. No es siquiera medianoche cuando, aduciendo un misterioso compromiso, pido mi sombrero y me voy.

lunes, 28 de mayo de 2012

Asian Queridas


Sigo sin inventarme absolutamente nada: esto me lo ofrecieron el viernes pasado cuando volvía a casa, me lo entregó una chica oriental que se tambaleaba sobre sus tacones. Lo acepté pensando que se trataba de la publicidad de un antro bar cualquiera, y para cuando interpreté correctamente el mensaje, ya había seguido caminando y estaba demasiado lejos y borracho como para darme la vuelta y exigir ulteriores explicaciones a la oscilante chinita.

Lo cuelgo aquí con el número de contacto pixelado* para no hacerles publicidad, las mujeres orientales me parecen muy bonitas pero me sabe mal la trata de blancas, además que uno nunca ha de fiarse de la imagen que se ofrece en los materiales promocionales, la realidad resulta luego ser decepcionante. Esto vale tanto para la prostitución como para los envoltorios de congelados y las fotos de platos combinados que azulean al sol en las puertas de los bares.

El meollo es: yo sé que esto es así como os digo, que he sido yo quien ha pixelado el número por pudor, pero para vosotros, por estar al otro lado, no hay forma de saber si es así como os digo o el número estaba ya pixelado desde su misma impresión. Una forma de humor chino, podría ser, no sabemos cómo es el humor chino, a lo mejor ésta es la clase de bromas que se gastan.

Nunca hemos visto bromear a un chino ¿verdad? Pero les queremos de todos modos. Quered vosotros también a vuestras hijas, amigos chinos. No las vendáis.

*Mención especial aquí para Canódromo Abandonado, los verdaderos maestros del pixelaje, el pudor que ensucia.

sábado, 26 de mayo de 2012

Saludo romano con cigarro

Una vez más, no me invento nada. Esto es un calco de una fotografía que aparece hoy en un periódico, que no he reproducido aquí tal cual para suavizar el golpe. Entiendo que la temática resultan un tanto indigesta, pero alguien debe sacar este pequeño gesto a la luz y tampoco es que sea ésta la primera vez que me zambullo en lo oprobioso.

Se trata como puede verse del clásico saludo fascista con los dedos de la mano extendidos en continuación rectilínea del brazo, salvo el pulgar, que se lleva plegado bajo la palma. Cabe destacar que la ejecución es este caso intachable, y precisamente lo prodigioso del gesto radica en que se aprovecha el pliegue pulgar para sostener un cigarrillo, el cual presumiblemente se reserva para su inminente fumado.

Cabría señalar también que la unión visual de estos elementos, palma y cigarrillo, remiten de alguna manera al acto de liarse un porro, pero esto tal vez dependa de los referentes del observador.

Todo esto implica una fuerte contradicción, un conflicto entre el sentido del gesto en sí, riguroso tanto en lo formal como en sus connotaciones ideológicas, y el aportado por el cigarrillo en espera, que remite claramente a un momento de solaz, relajación y esparcimiento difícilmente conciliable con el carácter marcial del saludo.

El observador se halla, en suma, perplejo. No sabe si tomar en serio a estos elementos, algo que ni ellos mismos parecen hacer, ya que no respetan su propia liturgia; o al revés, preocuparse por la cotidianeidad que se desprende de este gesto. Después de todo, el que sean cutres y dejados ¿significa que ya no quieren exterminarle a uno? ¿O quiere decir más bien que lo harán igualmente, pero de forma chapucera? Esto sería peor, sin duda. Ser llevado a la cámara de gas para agonizar durante tres días porque en un descuido uno de los verdugos se ha dejado la ventanilla de las duchas abierta.

¡Y ni siquiera pasan a comprobarlo! ¡Todo el fin de semana respirando Zyklon B aguado! ¡No es de recibo, ésto!

jueves, 24 de mayo de 2012

Campamento por error

Es una llamada de un muchacho a sus padres desde un campamento de verano. No está a gusto, pide a su padre que venga a recogerle antes de tiempo. Afirma que se trata de una secta de gente extraña, gente que bizquea, y padece brotes. Que rompen a reír a carcajadas sin venir a cuento, y llevan túnica. Planean un multitudinario suicidio colectivo en mitad de la selva, dice, para liberar sus espíritus en el momento adecuado, algo como aprovechar determinada conjunción astrológica que ha de catapultar su esencia astral hacia un plano superior, dice. El padre, naturalmente, no le da importancia. Pretende convencerle de que se le pasará, ya verás, le dice, como cuando vayamos a buscarte no te querrás ir. El muchacho pasa dos semanas rodeado de cadáveres en túnica blanca sobre selva verde.

miércoles, 23 de mayo de 2012

Calzado especial

Calzado especial con puntera extra-sensible. Para tantear la temperatura del charco antes de pisarlo.

Guante-avispero


Consiste en un guante de boxeo erizado de avispas, cada una con el aguijón enhiesto y ansioso por inocular sus ponzoñas. Las avispas a su vez están clavadas en el guante con alfileres que atraviesan cuero y relleno hasta rozar el nudillo con su afilada punta.

De esta forma cada golpe inflige la misma cantidad de daño a ambas partes. Puede uno usar este arma contra quien quiera y cuanto se quiera, no es delito.

martes, 22 de mayo de 2012

Lo mató con un fractal

¡Lo que tiene que cortar un fractal, con esa estructura de serrucho recurrente, iterativo! ¡Tiene que hundirse como en mantequilla! Y eso que ni siquiera es rígido. Tiene consistencia de pétalo, como cualquiera que haya blandido alguna vez un fractal recordará.

Mandelbrot estaría orgulloso.

Ahínco justiciero

Combate el racismo con ideas que harían sollozar de pavor al mismísimo Torquemada.

(En efecto, Torquemada era capaz de llanto, y de hecho gimoteaba a menudo, pero siempre en privado. También Torquemada tenía su corazoncito, muy pequeño, es verdad, de apenas un centímetro cúbico. Un corazón ridículo que le impedía caminar deprisa, pero corazón al fin y al cabo, capaz por tanto de estremecimiento)
¡Le vuelve negro! ¡A golpe de injerto! ¡A retales! No bromea este Mengele del multiculturalismo. Sin duda hay quien sabría encajar con gracia semejante guiño genealógico, pero para el supremacista blanco de toda la vida éste es un sapo difícil de tragar.

lunes, 23 de abril de 2012

Mamutear

Esta imagen me ha despertado a las 3:48 de la madrugada de hoy. Ha sido un sueño muy feo y totalmente basado en lo que había visto por la tele el día anterior, más adelante lo explico*. Creo que el dibujo es bastante fiel:


Se trata del párroco del pueblo o alguno de sus familiares, que se disfraza con una máscara de mamut y un par de guantes con forma de cabeza reducida de mamut, para el solo fin de infundir terror. Su objetivo son niños pequeños, los hijos de los que se resisten a vender sus propiedades inmobiliarias a la Iglesia. Les acecha, y cuando están solos se acerca haciendo gestos y sonidos extraños. No tiene ninguna gracia, hablamos de niños muy pequeños e impresionables. Los padres se enfadan mucho. Al parecer es una táctica de presión habitual, de ahí el título, en el sueño se menciona de forma explícita la palabra "mamutear". No me invento nada.

*En realidad no lo explico.