Me duele el cuello otra vez. Mierda de cuerpo, todo el rato igual, cuando no es el cuello es la muñeca, o la espalda entera. Mierda de vaina orgánica defectuosa. Se siente uno preso, al cabo del día, cada vez que hay que ir al baño, cada vez que hay que comer o irse a dormir.
A ver cuándo bajan un poco los precios del transplante neuronal. El otro día me enteré de que uno de mis antiguos compañeros de colegio se había transplantado, el maldito cabrón está forrado, era un auténtico inútil y es biológicamente imposible que no siga siéndolo, el tío me copiaba todos los exámenes, era incapaz de retener nada, se atascaba hasta con las tareas más sencillas, y ahora está transplantado, feliz y transplantado. El dinero, por supuesto, le viene de parte de padre. Ése fue todo su mérito, que papá aflojara la tela para pagarle los estudios, que le colocara al mando de una de sus empresitas inmobiliarias, así cualquiera, a sentarse a ver llover la pasta.
Pedazo de cabrón. Él transplantado y yo aquí pudriéndome en este miserable cuerpo de treintañero. Seguro que mis neuronas ya han empezado a degenerar, para cuando pueda pagarme un transplante, si es que alguna vez bajan los precios, habré perdido la mitad de la memoria. Al paso que voy.
Tampoco es agradable el hormigueo del culo, el otro día me caí al intentar levantarme de la silla y el médico de la empresa dijo que tenía el tejido del culo necrosado, una dolencia muy común que se soluciona con implantes de caucho, muy baratos. Esta dolencia se produce por pasar la mayor parte del tiempo sentado. Pero a eso me refiero ¿no es defectuoso un envoltorio que se deteriora al permanecer mucho tiempo sentado en una silla, es decir, en su posición natural? Pero lo peor, sin duda, son los crujidos de la muñeca, tengo que agarrar el ratón de un modo extraño para que no duela demasiado, a veces llego a desconcentrarme, pierdo la atención y olvido lo que de verdad estoy haciendo.
Me han mandado un vídeo de los altercados que ha habido estos días en la periferia. Los chavales la han emprendido contra todo lo que han pillado, lógico y natural, yo también he sido joven y si no puede uno emborracharse o drogarse ¿qué sentido puede tener esa etapa de la vida? ¿Cómo si no van a conocer la euforia, la alegría o la risa, si no es a través de las drogas?
No, deberían dejarles divertirse. Al fin y al cabo, esa etapa pasa pronto, uno consigue un trabajo y deja de salir a la calle, deja de ver a toda esa gente con la que trataba en su juventud. Aquellos no son los verdaderos amigos, los verdaderos amigos, los que siempre están ahí, con los que puedes contactar cada vez que quieras, son los del facebook. Es una de las cosas que se aprenden trabajando.
No se puede pretender que nuestra sociedad progrese si nos aferramos a esas formas rudimentarias y primitivas de interacción, el modo “cara a cara” es sin duda el más tosco de todos, la cantidad de información que permite transmitir es muy limitada, y además no puede uno elaborarla tanto como a través del ordenador, ni añadir imágenes y sonidos que complementen y subrayen lo que uno tiene que decir. Por no hablar de que sólo se puede prestar atención a una persona cada vez, y hay que contestarla inmediatamente, mirándola a los ojos, cuando no gesticulando uno mismo, derrochando una cantidad de energía que no va a ninguna parte. Es que me parece de cajón, vamos.
Mis dos últimas relaciones amorosas han sido a través del ordenador. Y han sido infinitamente mejores que aquellas torpes experiencias que tuvieron lugar en mi niñez y juventud. Cada uno sabe a lo que va, y no hay malentendidos, ni desilusiones, ni celos. Ni nada. ¿O me van a decir ahora que es mejor practicar esa gimnasia frustrante y agotadora que hacían nuestros padres para concebirnos? Cada cual se masturba, hay aparatos de toda clase ahora, hay aparatos alucinantes, si queréis os paso un catálogo, y cuando uno está por fin transplantado, ah, amigos, eso sí que es la gloria. Ni siquiera necesita uno ya su propio cuerpo.
El ser humano es alma. Es información. Su cuerpo ha sido siempre, desde hace milenios, una cárcel. El mundo en el que vive, un valle de lágrimas. El Progreso ha sido el duro camino que hemos tenido que recorrer para abstraernos de toda esa mierda.
Por eso lo que no entiendo es por qué no subvencionan de una vez los putos transplantes neuronales. Deberían hacer líneas de crédito especiales, al interés que sea, los años que sean. Joder, se tiene toda la Eternidad para pagarlos.