Cualquiera que haya intentado alguna vez serrarse los brazos se habrá enfrentado a un problema de engorrosa solución, y es que si bien uno de los brazos puede serrarse sin problemas, el otro, esto es, el que empuña el serrucho, es anatómicamente incapaz de serrarse a sí mismo, por lo cual si uno desea amputarse ambos brazos debe recurrir a la ayuda de un amigo o a soluciones tan aparatosas como improvisadas que ponen en riesgo la entera anatomía del amputando.
Así ha sido, al menos, hasta hoy. Merced al nuevo y flamante ingenio aserrabrazos que aquí presento, uno será capaz de desmembrarse los cuartos anteriores sin necesidad de importunar a las amistades o ensuciar las vías del ferrocarril. El ingenio aserrabrazos puede instalarse en un espacio relativamente reducido, y no necesita más energía que la que el propio usuario proporciona. Además, sus peanas de tornillo universal permiten acomodarlo en cualquier estancia, ya sea su gabinete preferido o el frío y húmedo establo. Sea el primero de su localidad en adquirir el ingenio aserrabrazos y rentabilice rápidamente su inversión cobrando un módico precio a sus vecinos por el usufructo del aparato. ¿Quién necesita extremidades para trabajar teniendo un aserrabrazos, del que diríase que el dinero mana por sacas?
Vean aquí un pequeño boceto del mismo que llevo en mi cuaderno: